El encuentro de anoche en El Sadar entre el equipo local, Osasuna y la Unión Deportiva Las Palmas evidenció, una vez más, la etiqueta que los amarillos ofrecen de ser un equipo bipolar, pues en un mismo partido hay dos versiones realmente contrapuestas. Un primer tiempo aguerrido, con presión intensa sobre el rival, con dosis de técnica exquisita de juego, verticalidad y profusión de jugadas de ataque que muy bien pudieron verse reflejadas en un marcador más favorable, aunque en este sentido, una vez más, el estamento arbitral barrió para dentro, señalando dos fuera de juego que suponían ocasiones manifiesta de gol y alguna que otra entrada de los rojillos merecedoras de amonestación, en contraste con la exhibida a David García, que en su calidad de capitán hizo una reclamación al colegiado y pese a ello fue amonestado.

La segunda parte fue muy diferente. Apretaron los locales porque necesitaban el triunfo que les alejara de la zona de descenso, ya que solo dispone ahora de tres jornadas para evitar descender en un  año de 1ª a 2ª B. La avalancha osasunista era de tal envergadura que Paco Herrera optó por renunciar al ataque y situar a seis defensas, impensable en un equipo que inició la temporada con claras intenciones de lograr el ascenso por la vía directa, incluso con pretensiones de proclamarse campeón de la categoría. Llegar al minuto 94 con el marcador a favor, que no se rompiera el cántaro de tanto ir a la fuente, da a entender que la decisión del técnico amarillo fue la adecuada. Sin embargo se jugó con fuego porque las acometidas del equipo local presagiaba que en algún momento podría llegar el empate. Faltó un poco de ambición, quizás de valentía o de osadía porque un jugador como Jonathan Viera, incluso Asdrúbal, rápidos, situados en el medio campo, hubiese sido el antídoto ideal para que el Osasuna tuviese que haberse replegado un poco, no ir a tumba abierta como fue, temeroso de que esa punta de lanza amarilla certificara la puntilla al partido.

Es cuestión de opiniones.

Este fin de semana hay que seguir rematando la faena ante el filial del Barça, prácticamente descendido.