En Pucela es necesario hacer, al menos, un gol. El factor campo en el partido de vuelta, trayendo algún gol en la mochila, supone un tanto por ciento muy elevado de posibilidades a favor para medirnos a gerundenses o zaragozanos. Sin embargo hay detalles que se han venido viendo durante toda la temporada y no se han corregido. Me refiero a la forma en que el equipo inicia el juego desde campo propio. Me gustaría que alguien hiciera llegar al técnico una sugerencia: que visione el encuentro de hoy y centrarse en la forma en la que el arquero amarillo inicia el juego. A veces amaga con jugar con la mano, pero habitualmente opta por poner arriba balones que indefectiblemente son ganados casi siempre por el rival. En seis segundos, el balón que estaba en nuestro poder pasa al contrario, tocando entonces correr hacia atrás para defender. Cuando ese mismo arquero decide jugar el balón con la mano se produce un hecho insólito: no lo da con ventaja para su compañero. Esto que relato ha venido sucediendo durante toda la temporada y sería ingenuo por mi parte pensar que ahora, cuando agoniza la temporada, vaya a cambiar el chip en la forma de poner en juego el balón.
Valladolid va a ser el primer obstáculo. Aunque no soy nadie para aconsejar, sí me gustaría que el entrenador sea valiente este próximo miércoles. Arriba tenemos jugadores muy hábiles y muy rápidos: Sergio Araujo, Jonathan Viera y Asdrúbal Padrón. Cuando haya que defender una jugada a balón parado, destrozaría al rival situar en la divisoria a dos de estos jugadores, escorados hacia cada banda. Esta estrategia obligaría a los vallisoletanos a retrasar como mínimo a tres jugadores. Arriesgar es ganar o perder. Sin embargo, las papeletas para ganar son muy altas porque enseñaríamos al contrario que nuestra predisposición es ir a marcar e ir a por el partido. Mucha suerte para esta primera ronda.