Ahora solo importa el duelo ante la S.D. Éibar, este próximo sábado. Los hechos protagonizados por Nauzet Alemán y Sergio Araujo pasan a un segundo plano, aunque es obligado que sobre ambos recaiga una sanción disciplinaria, dirigida a los bolsillos de ambos. Apartarlos del equipo unas jornadas no dolerá a estos futbolistas. Les dolerá una sanción económica importante. También tendría una gran repercusión que las demarcaciones de esos jugadores sean ocupadas por otros que respeten los ideales del equipo en sí y de la afición. Hablo de jugadores de la base, como Jefté Betancor, Borja Herrera o Manu Dimas, que deberían tener algunos minutos de juego. Seguro que sudarán y aportarán al equipo muchísimo porque la base está viendo que las puertas de acceder al primer equipo están prácticamente cerradas, ya que saben de las dificultades que han tenido Asdrúbal Padrón, Tyronne del Pino, Héctor Figueroa, José Artiles, Leo Ramírez, Jesús Valentín y Carlos Gutiérrez para integrarse en el primer equipo. No se ha confiado en ninguno de estos siete canteranos para formar parte del proyecto. Hemos visto como concediendo minutos y confianza se ha podido recuperar a Vicente Gómez, que estaba jugando de una manera espectacular hasta que cayó lesionado de larga duración. El caso de David Simón es otro exponente de que los minutos, la confianza, la continuidad, son elementos claves para aupar al primer equipo a jóvenes con perspectiva de futuro, con mucha ilusión, que revitalizarán a la entidad en el aspecto financiero en dos vertientes: primero, no serán económicamente jugadores caros y, segundo, si la progresión es la adecuada, un traspaso supondría ingresar un dinero que podría destinarse a potencias aún más a la propia cantera o, por ejemplo, acometer la construcción de la necesaria, perentoria Ciudad Deportiva.
En otro orden, la cita ante la S.D. Éibar se convierte en la primera final seria para la Unión Deportiva Las Palmas. No se puede perder este partido ya que una derrota nos llevaría probablemente a ser el farolillo de la tabla, y, lo que es peor, empezaría a producirse una zanja de diferencia de puntos muy difícil de superar. Será preciso ganar siete partidos para llegar a los 42 puntos, que quizás serían insuficientes porque se pueden producir empate a puntos de tres equipos y si estuviesen en la terna Rayo Vallecano y U.D. Levante, las consecuencias serian desastrosas.