Todos los aficionados de la Unión Deportiva Las Palmas saben que las gradas del Estadio Gran Canaria han sido prolongadas hacia el terreno de juego, debido a que la distancia era muy grande y no aportaba calor al equipo y presión al rival y al árbitro. Era un clamor popular que el Club trasladó al Cabildo Insular de Gran Canaria. Aún falta por acercar la Grada Naciente, en fase de estudio. Este es un hecho objetivo: se han acercado las gradas al terreno de juego. Mi pregunta ahora es: ¿Por qué no «acercar» el terreno de juego a las gradas?. Al principio de esta temporada hice esta reflexión al cuerpo técnico de la Unión Deportiva Las Palmas, quien consideró interesante la propuesta.
La FIFA tiene fijados unos límites a los campos de fútbol. La longitud máxima se sitúa en 110 y la anchura en 90, mientras que los mínimos se establecen entre 75 largo por 45 en ancho. Hay un equipo en Primera División que delimita su terreno en 101 x 60, el menos largo y menos ancho, y corresponde a la S.D. Eibar. Parece haber una medida standard, que usan nueve equipos, de 105 x 68, entre los cuales figura el Estadio de Gran Canaria. La pregunta del párrafo anterior tiene correspondencia con estos datos de los terrenos de juego, porque excepto el F.C. Barcelona, el Villarreal C.F. y un poco el Real Madrid (no se sabe realmente a qué juega el club merengue), el resto de equipos, dieciséis, vienen a encerrarse atrás, buscando un gol a ser posible para montar la guagua en la zona de cobertura, interrumpir el juego con faltas y más faltas, con la connivencia arbitral, pues no recuerdo un árbitro que haya mostrado tarjeta amarilla por reiteración. Como los equipos se cierran atrás con todos los efectivos, una manera de contrarrestar esa estrategia sería ensanchar las dimensiones del terreno de juego. Ideal sería un metro de largo más por cada medio campo, yendo de los 105 actuales a los 107, y otro metro por cada lateral, 70 en lugar de 68. No parece una idea descabellada. Haría sufrir a los rivales por retomar posiciones defensivas y habría más espacios por el centro porque el campo sería más ancho. Todo sería cuestión de adaptación y entrenamiento. El técnico amarillo es un apasionado del ajedrez. Es fácil comparar el fútbol con el ajedrez. Los técnicos son los estrategas y los futbolistas los peones, los alfiles que gran capacidad de movimiento, el caballo quien distribuye juego, las torres que suben cuando hay un saque de esquina, el rey debe esquivar el jaque mate del gol… Si uno mueve ficha, el otro tiene que corresponder con otro movimiento. ¿Se cierran los equipos atrás? Abrimos, entonces el campo. La idea queda en el aire.