En el año 1588, Felipe II de España y Portugal envió a Inglaterra a la mayor fuerza naval conocida hasta entonces, con el propósito de derrocar a Isabel I. Se jugaba el predominio de Europa y los Imperios de España e Inglaterra. Una gran tormenta hundió a la mayoría de las naves españolas, que regresaron sin conseguir su objetivo. Se hizo entonces célebre la frase del Rey español: «no envié mis naves a luchar contra los elementos». La Unión Deportiva Las Palmas parece reflejada en esta lucha, pues los elementos (los arbitrajes), están impidiendo victorias de los amarillos. En Sevilla se adulteró el resultado de una manera bochornosa. Penalty en el minuto 87 y expulsión por doble amonestación a Pedro Bigas. Al llegar al minuto 90, el árbitro determina que hay que llegar al minuto 94, pero permite que se saque un corner pasados treinta segundos de ese tiempo añadido y sube al marcador el gol del triunfo sevillista, cincuenta segundos después, casi un minuto sobre el tiempo añadido, con solo diez jugadores amarillos sobre el campo. Se puede hablar claramente de expoliación porque el Comité de Apelación retiró la segunda cartulina. No hubo penalty de Pedro Bigas. El pasado domingo, en Castellón, sucede tres cuartos de lo mismo. Penalty muy dudoso, que da alas a un Villarreal que veía, impotente, como se le acababa el tiempo. En el añadido, una clamorosa falta de un delantero del Villarreal sobre Montoro, que aparta violentamente al jugador amarillo para anotar el gol que eclipsó injustamente el tanto de fantasía que había logrado la Unión Deportiva Las Palmas. Para más bochorno, el ¿juez? de la contienda, situado a cinco metros y siguiendo la trayectoria del balón no tuvo la valentía de anular el tanto. Es comprensible la reacción de Quique Setién ante este hecho. Manifiesta, como no podría ser de otra manera, su desacuerdo con las decisiones de un árbitro que adultera el resultado de un partido. Se supone que vivimos en un Estado de Derechos, donde hay, o debe haber, libertad para expresar opiniones. Parece que no, porque las declaraciones del míster amarillo no han sentado bien al estamento arbitral y parece que habrá sanción para Quique Setién por llamar a las cosas por su nombre. Aquí se queman banderas españolas y no pasa nada; se queman fotografías de S.M. el Rey y no pasa nada; en Cataluña se desacata la Ley y no pasa nada. Sin embargo, se critica a los árbitros por errores de bulto y salta la NUEVA INQUISICION, a poner el sambenito y a quemar en la hoguera a quien ose hablar mal, con fundamento, de ciertas decisiones arbitrales. Los dirigentes del club deben tomar medida sobre este asunto, con toda la documentación posible, porque se está humillando a un club y a una afición, que está llevando el buen fútbol por los campos de España. Un club que propone fútbol, unos jugadores nobles, que no salen a destruir, sino a construir y resulta que es el equipo con más tarjetas en toda Europa. VEINTIDOS tarjetas, Decididamente, hay que tomar medidas………sin recurrir a la violencia.