En una Liga de veinte equipos, la Unión Deportiva Las Palmas situada en la décima posición, justo en la mitad de la tabla, sobre el fino alambre que separa a los poderosos de los menos favorecidos. Viene a ser esta situación el reflejo de la sociedad civil en la que vivimos. Las grandes fortunas están encarnadas por el Barcelona, Real Madrid y Atlético de Madrid, una clase noble compuesta por el Sevilla, Villarrreal y Real Sociedad. La clase media alta está integrada por el Éibar, Málaga, Unión Deportiva Las Palmas, otra clase media engloba al Betis y Español. Sigue en este escalón otra clase media baja, que luchan por sobrevivir, como Alavés, Leganés, Valencia y Deportivo y, finalmente, esa clase que vive con el agua al cuello, Spórting. Osasuna y Granada. Es así, a grandes rasgos, como se puede interpretar el lugar que cada club ocupa en la tabla de clasificación. Todos suspiran por mejorar su status social. La Unión Deportiva Las Palmas está en ese fino alambre que puede permitir que un fuerte impulso haga subir el escalafón o, si no se sostiene el equilibrio, caer en un estado de supervivencia al límite. Por esta circunstancia, el encuentro del próximo lunes antes los leones de Bilbao, va a ser determinante. En este mismo instante, el equipo amarillo está a seis puntos, dos encuentros, del equipo que marca la línea de salvación. Así que hay que espabilar.
Todo el estamento amarillo debe estar alerta. Hay que dejar de ser hermanitas de la caridad, en el sentido de que cometemos muy pocas faltas y los rivales nos acribillan, una y otra vez y otra vez con el juego sucio de cortar nuestras salidas con el balón, un empujón por aquí, una sibilina patadita por allí, desplazar el contrario a propósito el balón cada vez que cometa falta para retrasar la puesta en juego del mismo o cuando un jugador amarillo queda en el suelo por una falta que el árbitro no penaliza y el rival envía el balón fuera de banda. La justa correspondencia será forzar un nuevo fuera de banda, no entregar el balón al pié.
El encuentro ante el Athletic Club de Bilbao será muy exigente porque el club norteño opondrá un fútbol directo, muy vertical, ante nuestra idea de elaborar las jugadas. Las pérdidas de balón podrán ser determinantes. Por eso hay que exigir concentración máxima y añadir un extra de intensidad, de principio a fin. Debe seguir siendo inexpugnable el Estadio de Gran Canaria. La afición tiene que despertar al equipo, no el equipo a esa afición tan proclive al silbido. Hay que imitar, en lo bueno, a aficiones como la del Atlético de Madrid, que aun perdiendo en su casa por cero a tres, sigue cantando y animando a su equipo.Tiene que haber concentración en el campo y fuera del mismo, así que será aconsejable concentrar a la plantilla en Santa Brígida, la víspera del partido, para vigilar la alimentación y los tiempos de descanso. Mucho trabajo para Quique Setién y Asier Sarabia.