Hacer sangre

El encuentro del sábado pasado entre el F.C. Barcelona y la Unión Deportiva Las Palmas se saldó con una derrota amarilla muy amarga, con sabor a hiel. No parece caber duda de que el equipo insular puso los ingredientes necesarios para que se produjese la derrota, sin restar méritos, por supuesto, al gran juego blaugrana.  Quique Setién sigue obsesionado con la posesión, sin saber plegarse a las circunstancias de cada partido. Desde un punto de vista neutral, es fácil entender, o asumir, que aplicar ese sistema de posesión del cuero debe variar según el oponente, o según las variantes que se ofrecen en cada partido. El Barça quería sangre, olía la sangre e hizo sangre porque la mayoría de los goles se materializaron cuando el equipo canario perdía el balón con la línea defensiva en la mitad del campo, concediendo la mitad de ese campo amarillo, en toda su longitud 53 metros, y toda su anchura, 68 metros,  a disposición del equipo culé, con transiciones muy rápidas, letales en cinco ocasiones y unas cuantas más que Javi Varas, casi batido, logró abortar. Quique Setién debe adoptar una postura ecléctica, mezclando posesión con verticalidad. Tener el balón no garantiza sumar puntos. La suma de puntos se produce cuando se marcan goles. Es equívoco creer que se tiene la posesión del esférico cuando se repiten los pases en horizontal o hacia atrás, sin exponer nada. La posesión adquiere notoriedad cuando se consigue mantener en el balcón del área rival.

Sabemos que el entrenador de la Unión Deportiva Las Palmas es un enamorado del ajedrez. En este juego, de estrategia, cada pieza tiene un valor diferenciador, a semejanza, en cierta medida con el fútbol. La «torres» pueden moverse en profundidad hasta el punto extremo, como pueden o podrían hacer los laterales. Los «alfiles» vienen a representar lo que en el fútbol se conoce como diagonales o cambios de orientación. Estas jugadas reseñadas, la profundidad por los laterales y las diagonales, son las que pueden desarbolar las defensas rivales. No hay en la Unión Deportiva Las Palmas un jugador capaz de hacer una diagonal perfecta. Solo Mauricio Lemos lo ha intentando en contadas ocasiones. Quien puede llevar a cabo este tipo de jugada, desplazando el balón desde 60 metros, de una banda a la opuesta es Leo Ramírez. Si el espigado futbolista hubiese tenido la oportunidad de disputar diez partidos seguidos, podría ser hoy un fijo en el once inicial, como ha sucedido con Tana Domínguez. Quique Setién se ha quejado de la falta de jugadores altos Leo Ramírez es un futbolista muy alto, 1,95…

Mañana comienza la batalla de los nueve puntos: Deportivo de La Coruña, Valencia C.F. y Granada C.F. En teoría es factible ese logro. Hará falta mostrarse como un equipo aguerrido, disputando todos los balones, no ser tan blandos, cometiendo el mismo número de faltas que recibimos. Si se consiguen esos nueve puntos, nos pondríamos con 33, la permanencia a vuelta de la esquina.

 

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