Resulta muy difícil entender que pierdas fuera de casa marcando tres goles. Sucedió en el Bernabeu, donde acabamos empatando tras ir con un claro 1 a 3 faltando cinco minutos. Allí, al menos, se empató. Lo ocurrido anoche fue un esperpento. Las aproximaciones de los pericos por la parcela ocupada por Helder Lopes sembraban el peligro en el área amarilla. Por el centro, Gerard Moreno era la pesadilla de David García, a quien se notó la falta de ritmo tras cuatro partidos sin jugar. La medular se sentía cómoda porque la presión de los locales se producía tras la línea divisoria. Esa comodidad no reportaba nada. Simplemente unos ficticios números de mayor porcentaje de posesión. Más arriba destacaban las incursiones de David Simón, más en boca de gol que los específicos o teóricos delanteros. Alen Halilovic ha sido reportado como el mejor amarillo. Yo me atrevería a decir que fue el protagonista del juego de ataque, pero pecó de individualista. Se puede desbordar a un defensor, a dos, tres o cuatro, pero al final terminas perdiendo el balón. El fútbol es un deporte colectivo. Es preciso asociarse. Por eso sucede lo que nos ha sucedido durante toda la temporada. Los rivales renuncian al ataque, sabedores que luego de exprimir sobar y sobar el balón, una pérdida o un robo pilla a toda nuestra defensa muy adelantada, con unos espacios enormes (en realidad todo nuestro medio campo). Solo es cuestión, por parte de los rivales, de meter mucha rapidez para dejar atrás a nuestro lento repliegue, porque nuestra línea defensiva, por el centro, es muy lenta. Quique Setién es muy terco. Tiene todo el derecho del mundo de poseer una idea básica, pero la auto complacencia de dominar el juego un 68% o hasta el 70%, sin obtener a cambio un resultado positivo, se torna en un fracaso. Siempre he dicho que nos gusta el toque, la posesión, pero es necesario complementar esta posesión con una circulación más rápida del balón, más verticalidad, más disparo a gol, independientemente se los disparos van a manos del portero rival o si el balón sale por la línea de fondo. Lo importante es finalizar las jugadas de ataque, para evitar esos robos sistemáticos de balón, con nuestro sistema defensivo desubicado. En estos momentos que corren hay que ser más pragmáticos, más prácticos. Hay que cerrar la permanencia virtual y luego la permanencia matemática, para volver a jugar para divertirse los futbolistas y los aficionados. Tenemos que llamar la atención sobre aquel descenso amarillo. Faltaban siete jornadas para el final de la liga y solo hacía falta obtener un punto para la permanencia. ¿Qué pasó? Descendimos. No me tachen de pesimista. Es que veo al equipo en una línea de descenso en cuanto a resultados. La perspectiva no invita a la confianza: Villarrreal en casa, doble desplazamiento a Vigo y Éibar (plazas difíciles), Betis en casa y Athletic Club de Bilbao en San Mamés.y luesgo el tramo final de vértigo. En el penúltimo partido de liga nos visita el Barça, quizás en pugna directa con el Real Madrid por la conquista del campeonato y cierre de la liga en Riazor. No quisiera, bajo ningún pretexto, jugarnos la permanencia ante el Deportivo porque este equipo nuestro no es fiable.