El equipo filial de la Unión Deportiva Las Palmas se puede considerar ya campeón del Grupo Canario de la Tercera División. La diferencia de puntos con su inmediato seguidor es de diecinueve puntos, cuando quedan por disputar veintiún puntos. En la próxima jornada podrá cantar el alirón. Pienso que este alirón anticipado no es bueno porque es inevitable que el equipo se relaje, baje el listón. Según las estadísticas que manejo de los equipos de los dieciocho grupos de la Tercera División que van a participar en los play-off de ascenso, varios de esos equipos van a llegar en excelente estado de forma porque tendrán que competir al máximo hasta la última jornada para ser campeones. En el Grupo 1ª  entre el primero y el segundo sólo hay dos puntos de diferencia. Igual diferencia de puntos existe en el Grupo 5º y el Grupo 11º.  El Grupo 7º y 10º, la diferencia es de un solo punto. En el Grupo 15ª hay empate a 64 puntos de los dos primeros equipos. Esta circunstancia, de falta de competitividad me preocupa, máxime cuando el equipo filial golea sin piedad a equipos débiles de su grupo. Es muy difícil mantener a un equipo rindiendo al máximo nivel, cuando compites con equipos muy flojos. Si a esto añadimos esa relajación inevitable que supone la fiesta en el vestuario, al grito de «somos campeones», la preocupación es lógica. El preparador del filial tendrá que saber manejar esta situación porque es esencial para el primer equipo tener un representante propio en la división de bronce, fundamentalmente, porque el salto de algunos de sus futbolistas al primer equipo, será, en este caso, más probable que lo que ha sido este año. Es muy triste que solo un jugador del equipo «B» haya participado con el primer equipo, tan solo dos minutos. Dos minutos. En todo caso, ánimo a los filiales. Que se cumpla el objetivo.