La Unión Deportiva Las Palmas inició la andadura en LaLiga 2017-2018 con derrota en Mesatalla. Hubo atenuantes que disculpan la derrota. Primero, el método de trabajo de un nuevo entrenador, más la incorporación de nuevos fichajes, que han de adaptarse a la nueva situación, más alcanzar el ritmo óptimo de competición, más la dificultad de algunos futbolistas, unos más que otros, para conseguir la forma necesaria. Todos estos factores son atenuantes de la derrota. Pero hubo agravantes, quizás con mayúsculas. El principal, reincidir en errores del pasado curso, como ha sido una posesión intranscendente, en campo propio, una conducción prolongada de jugadas sin entrar, sin desbordar, que han terminado en pérdidas de balón, exactamente igual que en el curso pasado. En definitiva, vimos un equipo igual al del final de la temporada pasada, con más entrega, con más lucha, pero con el mismo ideario. Las jugadas hay que finalizarlas, aún enviando el balón desviado del marco visitante, porque resulta tremendamente peligroso perder un balón con el equipo al ataque y permitir de esta manera que el rival monte una contra muy rápida. El equipo ché solo exhibió contundencia y muchísima presión durante todo el partido. El árbitro señaló veintidós faltas a los locales, aunque dejó de sancionar unas cuantas más, algunas muy duras que no se sancionaron. El equipo amarillo tan solo cometió quince, y era el equipo que pretendía construir, no destruir.
El análisis de los quince profesionales con influencia en el juego se puede plasmar de la manera siguiente. El entrenador, debutante en la categoría, vió condicionada su estrategia por dos hechos puntuales: la indisposición de Fabio González y la rigurosa expulsión de Alen Halilovic. Luego, en el devenir del partido, quizás reaccionó tarde en la sustitución de los futbolistas menos afortunados o muy fatigados, pues esperó al minuto 77 para introducir dos cambios, y otro en el minuto 84, teniendo en cuenta que el equipo jugó en desventaja numérica desde el minuto 33.
Leandro Chichizola fue la figura del encuentro, desenvolviéndose como el prototipo de un arquero argentino en el uno contra uno. Lo he visto muy listo, muy atento, muy espabilado. Creo que puede haber guardameta para muchos años.
La línea defensiva muy floja. David Simón y Dani Castellano fueron siempre desbordados con suma facilidad. Pedro Bigas estuvo como finalizó la liga pasada, con un exceso de confianza que, corrige, o le va a pasar factura. Bien Ximo Navarro por la rapidez demostrada.
El centro de campo no existió. Tana sin meterse en el encuentro, Halilovic, mientras estuvo en el campo, regates y más regates sin sentido, sin peligro, porque los rivales conocen su juego. Más ruido que nueces. Vitolo desconocido, aunque sabemos que por su corpulencia, no alcanzará el nivel hasta la cuarta o quinta jornada. Jonathan Viera llevó el peso del equipo y fue objeto de muchas faltas y agarrones que el referee no quiso ver. Jonathan Calleri fue un islote arriba, peleando todos los balones, pero sin asistencia de compañeros. Mauricio Lemos despistado en una posición inadecuada. Los sustitutos, Javi Castellano, Sergio Araujo y Michel Salgado poco pudieron hacer, trece minutos los dos primeros y seis minutos el último.
El partido del próximo sábado ante el Atlético de Madrid es algo así como una final anticipada. Manolo Márquez tendrá que hacer algunas modificaciones tácticas y la entrada de algún futbolista que de más sentido al juego amarillo. Eso esperamos.