La Unión Deportiva Las Palmas cerró la campaña 2017/2018, perdiendo la categoría. La mejor plantilla de la historia se redujo de manera drástica: veintitres bajas, a saber, Calleri, Ximo, Chichizola, Macedo, Gálvez, Aquilani, Halilovic, Etebo, Aguirregaray, Löis Rèmy, Nacho Gil, Vitolo, Hernán Toledo, Tannane, Samperio, Ezekiel, Samper, Emenike, Jonathan Viera, David Simón, Vicente, Aythami Artiles y Raúl Lizoaín. De la criba, se sobrepuso  Gaby Peñalba, posiblemente porque cayó lesionado.

Para afrontar la actual temporada han sido contratados diecinueve futbolistas. Algo falla cuando se producen tantas altas y bajas. Hay que resaltar que el equipo quedó en cuadro, porque continuaban con contrato en vigor David García, Dani y Javi Castellano, Tana y Momo. Este descomunal movimiento de piezas tiene un coste, sin duda, y la pregunta que planteo es: ¿preferimos la cantidad, a la calidad? Los hechos demuestran que los dirigentes prefieren muchos, en lugar de a la mitad, pero de gran calidad. Es fácil entender que es preferible diez buenos futbolistas, que diecinueve, muchos de los cuales vienen de vuelta, sin compromiso firme. Esta triste realidad la tenemos que soportar porque la Unión Deportiva Las Palmas es de todos en el corazón y en los sentimientos, pero solo tiene un dueño.