El ya ex-entrenador amarillo, Paco Herrera, ha sufrido dos percances ajenos a su voluntad, que han sido decisivos. El primer dato que ha jugado en su contra fue el gol del empate del C.D. Tenerife merced a un penalty inexistente y, el segundo, el primer gol del Extremadura anoche, merced a un fallo que ningún guardameta puede cometer. Si el árbitro del mal llamado derby hubiese realizado un arbitraje correcto, con la victoria local prácticamente en el bolsillo, la racha negativa posterior quizás hubiese sido diferente. Quien ha puesto la puntilla, aunque de forma involuntaria, ha sido Raúl Fernández. Pero el fútbol es así. Suerte a don Paco Herrrera.