El título de este comentario no se refiere a esa bebida refrescante. Se refiere a la sangría de puntos que la UD Las Palmas ha perdido en su campo. Cuatro victorias de los visitantes y cuatro empates, elevan a veinte los puntos perdidos en el Estadio Gran Canaria. A este dato hay que resaltar que tres derrotas fueron encajando tres goles por partido. A este dato relevante hay que añadir la plaga de lesionados que ha tenido el equipo, a la par que algunas decisiones incomprensibles, como la baja de Edu Espiau, a mi entender muy superior a Thomas Pekhart.  El entrenador se ha visto condicionado por las bajas y, además, estar muy preocupado por el número de jugadores con ficha del filial que podría poner en fases de los encuentros.

El encuentro de hegemonía regional fue desesperante. Un equipo que no dispara a puerta no puede marcar goles.  A mi juicio, Pepe Mel se equivoca colocando a Benito por la derecha. Desaprovecha la velocidad del aldeano y el peligro de sus centros. Otro error del entrenador, siempre desde mi óptica, fue sacar a Thomas Pekhart por de Galarreta. Y digo que fue un error porque sacar a Pekhart significaba centros al corazón del área, centros que no se produjeron. Me llama la atención, y me preocupa que el equipo no se planta en el terreno y dice, aquí estamos nosotros. Ante el colista, el Rácing de Santander solo dio un paso adelante en los últimos diez minutos. Aquel equipo aguerrido se ha difuminado. No se puede encarar así los partidos porque todos los rivales se vacían los noventa minutos. Hay que cambiar el chip